Trump endurece amenazas y militariza su narrativa antidrogas mientras la Casa Blanca se convierte en escenario político
Por EDITOR Diciembre 3, 2025 166
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a escalar su postura frente al tráfico internacional de drogas al reiterar que cualquier país que envíe narcóticos a territorio estadounidense será susceptible de ataques militares. Durante una reunión de gabinete convertida en un extenso espectáculo mediático, el mandatario defendió el hundimiento de embarcaciones sospechosas en el Caribe y el Pacífico, acciones cuestionadas por legisladores y especialistas que incluso han advertido sobre posibles violaciones al derecho internacional.
Trump insistió —sin aportar pruebas— en que cada embarcación destruida “salva la vida de 25 mil consumidores” y aseguró que planea llevar la ofensiva “a tierra”, afirmando conocer rutas, operaciones y presuntos responsables. En ese mismo tono, advirtió que si Colombia produce o distribuye cocaína hacia su país, también será blanco de acciones militares: “No sólo Venezuela”, remarcó.
La sesión, transmitida íntegramente frente a las cámaras, derivó en una ola de elogios de los secretarios de gabinete, quienes calificaron a la administración como “la más inteligente en la historia del país”, mientras el presidente intervenía, sonreía o simplemente cerraba los ojos ante los mensajes laudatorios.
Consultado por periodistas sobre un ataque adicional a una embarcación ya destruida el 2 de septiembre —un hecho que congresistas demócratas y republicanos han sugerido podría constituir un crimen de guerra por haber sido dirigido contra sobrevivientes— Trump y su secretario de Guerra, Pete Hegseth, defendieron la decisión y responsabilizaron a un almirante de la Marina. Sin embargo, analistas interpretaron la versión como un intento por proteger al propio mandatario.
En materia diplomática, Trump anticipó que el presidente venezolano Nicolás Maduro “se irá” de su país, aunque no ofreció detalles. Más tarde, el mandatario abrió una segunda conferencia de prensa para anunciar la creación de la “cuenta Trump”, un programa que otorgará mil dólares a cada niño nacido entre 2025 y 2028. Los fondos iniciales provendrán de los 6 mil millones donados por Michael Dell y su esposa, aunque quedaron sin respuesta preguntas clave sobre la administración, rendimientos o implicaciones para el sistema de seguridad social.
La narrativa presidencial sobre migración y seguridad se endureció nuevamente. Trump volvió a utilizar lenguaje despectivo para referirse a inmigrantes somalíes, atacó a la diputada Ilhan Omar y exigió la renuncia del gobernador de Minnesota, sin relación directa con un caso de fraude local que detonó sus comentarios.
En el ámbito cultural, la Casa Blanca se enfrentó a la cantante Sabrina Carpenter, quien exigió que su música deje de ser utilizada en videos oficiales que celebran detenciones de migrantes. La respuesta del gobierno fue igualmente agresiva, asegurando que no se disculpará por deportar “a asesinos, violadores y pedófilos peligrosos”.
En medio del espectáculo mediático, la administración promovió su nuevo “portal de prejuicios de medios”, una herramienta diseñada para concentrar denuncias de supuestas noticias falsas y reforzar su narrativa contra la prensa crítica. Todo ello mientras Trump recurre a cifras infladas sobre muertes por sobredosis, niveles de migración irregular y supuestos avances en combate al narcotráfico, sin respaldo en datos oficiales.
El entorno confirma un modelo de comunicación política cada vez más beligerante, que mezcla propaganda, teatralidad y decisiones de alto impacto estratégico en un mismo escenario.
