El príncipe saudí Al Waleed bin Khalid Al Saud, conocido mundialmente como el ‘príncipe durmiente’, falleció este fin de semana tras haber permanecido en coma durante dos décadas a causa de un grave accidente automovilístico que sufrió cuando estudiaba en Londres a los 15 años. El incidente le provocó una hemorragia cerebral masiva y lo dejó en estado vegetativo desde 2005.
Durante años, su familia se negó a desconectarlo de los sistemas de soporte vital, convencida de que podría recuperarse. Su padre, el príncipe Khaled bin Talal, compartió la noticia del deceso en redes sociales con un mensaje cargado de fe y resignación. Expresó que, tras mantener la esperanza por tanto tiempo, decidieron aceptar la voluntad divina y permitirle descansar en paz.
Las oraciones fúnebres se celebraron el domingo en la Gran Mezquita Imam Turki bin Abdullah, en Riad, Arabia Saudita. En su despedida, la familia compartió versos coránicos y mensajes espirituales que subrayaron su creencia en el reencuentro del alma con Dios.
Durante los primeros diez años, Al Waleed permaneció en cuidados intensivos en un hospital de Riad, y posteriormente fue trasladado al hogar familiar, donde recibió atención médica especializada. Su historia generó durante años atención mediática y una ola de rumores sobre su estado de salud, los cuales su familia desmintió reiteradamente. A pesar del paso del tiempo y la falta de evolución médica, nunca perdieron la esperanza en un milagro.