En los últimos cuatro años, hemos observado cambios geopolíticos a nivel energético y económico en el mundo, influyendo principalmente en el costo del dinero para refinanciar deudas públicas y proyectos. Esto impacta en la transición hacia energías renovables, que se encuentra en pausa debido a tasas de interés elevadas, establecidas por los bancos centrales después de 2020 para controlar la inflación.
Este panorama no ha sido considerado por las precandidaturas para el próximo período de la administración en México. Cada una de ellas está considerando con buenos deseos en el papel cómo dejar de utilizar los combustibles fósiles para generar electricidad y cómo utilizar en mayor proporción las energías renovables con cero contaminantes.
El papel puede aguantar todo, y la realidad sin dinero, no. México no puede implementar o ejercer un presupuesto para construir una obra como fue, y sigue siendo, la asignación de recursos de la nación para construir la refinería Olmeca.
Además de los 80 a 90 mil millones de pesos que la Secretaría de Hacienda transfiere a la Comisión Federal de Electricidad en forma de subsidio, para compensar la ineficiencia de generación de electricidad con base en la utilización de su capacidad instalada. Todo esto, al fin y al cabo, resume tener dinero, el cual tiene un costo, no tenerlo.
La nación tiene que asumir, y la consecuencia, la afectación a las finanzas públicas del país, al tener una mayor deuda pública, la cual puede representar, posiblemente entre 2030 a 2035, entre el 60 a 70% del total del PIB anual del país.
El dinero utilizado para financiar una obra en energía, déficit presupuestal, deuda pública o préstamos de una empresa, tiene un costo financiero, el cual tiene que ser pagado. El estudio presentado, y que puede ser utilizado por México como un punto de inflexión hacia el futuro, podrían ser considerados por las propuestas que hoy día hay sobre la mesa en las campañas.
Hoy hay que unificar conceptos energéticos y no seguir con la costumbre de que cada persona que llega a administrar al país solo concentra del cómo cree en su período finito en el tiempo, el cómo debería ser la política pública energética-económica-financiera en el país. Estas son algunas hayas e observaciones que en México deben ser asumidas e consideradas para la transición energética para generar electricidad con energías renovables:
La transición energética, hacia el concepto de cero emisiones, podría requerir una inversión de 75 billones de dólares para 2050. La industria del petróleo y gas tiene menos exposición al costo de la deuda, y esto indica que tiene menos afectación, al tener una rápida recuperación del financiamiento en un menor tiempo. El apalancamiento (dinero inicial) es mayor, para las empresas de energías renovables, el cual puede fluctuar entre un 50 a 55% del total de la vida de un proyecto.
Esto expone a tener una tasa de interés mayor, debido al tiempo de recuperación y la forma contractual de recuperación del dinero utilizado para la construcción y puesta en operación.
El costo promedio ponderado de la deuda de energías renovables fluctuaba entre los 1 a 2% antes del 2021, y hoy día se ha observado un rango de 4 a 5%. Pudiendo llegar a los niveles de sectores como el de hidrocarburos que están entre 7 a 10%. El incremento del costo del dinero a los proyectos renovables, y su alta intensidad de apalancamiento, ha originado el tener bajos rendimientos para tener flujo de efectivo para poder pagar lo antes posible la deuda o mejorar la operación.
Los proyectos futuros de cero emisiones estarán en riesgo. Cualquier proyecto de energía renovable con inversión pública o privada deberá considerar el determinar el porcentaje del CAPEX, respecto del total entre este y el OPEX. Cuyo objetivo es determinar la rentabilidad de un proyecto. Ejemplo de esto, podemos tomar el mercado de nuestro vecino comercial, los Estados Unidos, a donde una planta de ciclo combinado con gas natural, el CAPEX representa solo el 10% del total del proyecto.
Pero una planta de paneles solares, este alrededor del 65% y una eólica en tierra del 68%. Al tener una mayor cantidad de dinero a solicitar para un proyecto, el riesgo de recuperación puede ser alto. El cual puede disminuir: Si hay un contrato