¿Puede Estados Unidos dejar de depender de los autos fabricados en México?

Por EDITOR Abril 8, 2025 63

La idea puede parecer patriótica, pero los números la aterrizan de inmediato. Si Estados Unidos quisiera cortar completamente su dependencia de los vehículos ensamblados en México, tendría que construir 18 nuevas plantas automotrices, según estimaciones de la Industria Nacional de Autopartes (INA). El costo: hasta 50 mil millones de dólares, sin contar el resto de la cadena.

Para Gabriel Padilla, director de la INA, migrar toda la capacidad productiva fuera de México podría elevar la factura a 70 mil millones de dólares y requerir entre cinco y diez años. El desafío no es solo levantar fábricas: implica crear desde cero una red de proveedores, ingenieros, técnicos, operadores y logística.

El impulso proteccionista del expresidente Donald Trump incluye un conjunto de aranceles del 52.5% sobre los autos que no se ensamblen en suelo estadounidense. El mensaje es claro: o fabrican en EE.UU., o pagan. Pero el impacto sería profundo y directo: el precio promedio de los autos importados desde México subiría unos 3,000 dólares, y en los de gama alta, entre 5,000 y 8,000 dólares por unidad.

En un escenario conservador, se perdería al menos un millón de unidades en ventas anuales. El año pasado se vendieron 16 millones de vehículos en EE.UU., por lo que el golpe repercutiría en miles de empleos, concesionarios y proveedores de ambos lados de la frontera.

“Pensar que toda la producción puede mudarse a Estados Unidos no es realista”, advierte Padilla. Las armadoras enfrentan sus propias restricciones financieras, enfocadas en la transición hacia la electrificación y el software, no en la construcción de nuevas plantas.

México, que en 2024 exportó casi 3 millones de autos a EE.UU., observa el panorama con prudencia. Cancelar ese flujo de un día para otro no solo dañaría su economía: también pondría en jaque a las armadoras estadounidenses que operan desde territorio mexicano por eficiencia y cercanía.

Aunque Trump ofrece incentivos fiscales para nuevas inversiones, el cambio no es solo cuestión de dinero. “Se necesita tiempo, planeación y reconstruir una cadena logística completamente nueva”, subraya Padilla.

La narrativa regional también se ha transformado. Ya no se habla de integración, sino de blindaje comercial. Lo que alguna vez fue un bloque competitivo frente a Asia ahora enfrenta un riesgo de fragmentación interna.

“Desde el sector de autopartes vemos inviable una política arancelaria permanente. Las empresas necesitan años para adaptarse”, concluye Padilla.

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