No todo está de maravilla

Por EDITOR Mayo 23, 2024 80

Por: Eduardo López Chávez

Dicen que vamos requetebien los que caminan con los ojos cerrados… Macraf

Aun cuando el gobierno no se cansa de decir que las cosas, en términos económicos, están de maravilla, la realidad es que la resiliencia de la economía mexicana está llegando a un punto de agotamiento, por lo que empiezan a verse signos de desaceleración muy importantes que serán tema en el cierre de la actual administración y el inicio del nuevo gobierno. Por ejemplo, en el primer trimestre de 2024, la economía mexicana experimentó un crecimiento modesto del Producto Interno Bruto (PIB) de tan solo 1.93%, nivel por debajo de las expectativas del mercado y de la estimación preliminar del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que anticipaban un incremento del 1.97%. Este es el peor resultado en tres años, desde el primer trimestre de 2021, periodo aún influenciado por los efectos de la pandemia de COVID-19.

Al interior del PIB, se observa que las actividades primarias aumentaron en términos anuales 0.66%, mientras que las actividades secundarias crecieron un 1.51%, su menor nivel en tres años, y las terciarias aumentaron 2.45%, superando el desempeño del periodo anterior. En el sector primario, la minería y la manufactura decrecieron un 2.72% y 0.58% respectivamente, debido a la disminución en la producción petrolera y la debilidad industrial en Estados Unidos. No obstante, la construcción mostró un significativo crecimiento del 13.22%, impulsada por proyectos federales y la creación de parques industriales relacionados con el nearshoring, el cual, dicho sea de paso, está anunciado que llegará pero aún no lo hace, tal vez esperando ver el desenlace de la jornada electoral del próximo 2 de junio.

En las actividades terciarias, se observaron contracciones en servicios de apoyo a los negocios, manejo de desechos, servicios de remediación, servicios de alojamiento temporal, preparación de alimentos y bebidas, y servicios corporativos. Por otro lado, los mayores aumentos se registraron en el comercio al por mayor, información en medios masivos y transportes, correos y almacenamiento, demostrando la resiliencia del gasto de los hogares pese al incremento de la inflación y las altas tasas de interés.

Por su parte, me llama la atención que el economista en jefe de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) afirme que México no enfrenta un problema de deuda ni fiscal. Porque si comparamos la relación deuda respecto al PIB que se proyecta en 50.2% para 2024 y 2025 con otros países, se podría decir que es manejable. Sin embargo, el tema no es la comparación con otras economías, sino para qué se está usando ese dinero y si es sostenible tener esa deuda por su costo intrínseco. La realidad es que ese incremento en el nivel de endeudamiento no se usará para cuestiones productivas, sino para gasto social, que hoy no es sustentable.

Lo anterior se suma a aquella arenga barata de que "no hemos endeudado más al país", lo cual es falso y queda claro cuando se analiza el incremento en el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público, que pasó del 43.6% al 50.2% del PIB en esta administración. La deuda total en términos nominales se espera que alcance los 17.04 billones de pesos al final de su sexenio. En 2024, el Congreso de la Unión aprobó un techo de endeudamiento interno de 1.9 billones de pesos, representando un crecimiento anual del 61%.

Dado lo anterior, es más que clara la necesidad de una reforma fiscal para mejorar las finanzas públicas, sobre todo si tenemos en cuenta que el déficit fiscal se ubicará en 5.9% del PIB este año, incrementándose desde el 2.1% en 2018, con una estimación de reducción al 3% para 2025. Esta disminución será problemática por factores como un bajo nivel de recaudación fiscal (16.2% del PIB según la OCDE), la alta informalidad laboral, que afecta al 56% de la población ocupada, y la evasión fiscal.

Sin embargo, no solo existen estos riesgos, también está todo aquello que va alrededor de la calificación crediticia soberana, que después de todo, es lo que nos permitiría acceder a recursos a nivel internacional. De acuerdo con Fitch Ratings, hay tres grandes peligros para nuestro nivel de calificación: mayores déficits que podrían aumentar la deuda pública, políticas que perjudiquen el crecimiento económico y un posible deterioro de la gobernabilidad y el Estado de derecho. Además, hay que considerar la situación de Pemex, la compañía petrolera con la mayor carga financiera del mundo, la cual ha sido una preocupación constante para las finanzas del país.

En conclusión, México enfrenta retos significativos en términos de crecimiento económico y finanzas públicas. Un enfoque equilibrado en la gestión de la deuda y una reforma fiscal integral que aumente la base tributaria y haga el sistema más progresivo para incrementar la recaudación sin afectar a los sectores más vulnerables, son esenciales para potencializar el desarrollo económico, lo que podría mejorar significativamente la calidad de vida de los ciudadanos. Pero claro, esto no es admitido por quienes hoy gobiernan, porque ellos al parecer, siempre tendrán otros datos.

Así, los tiempos estelares de la 4T.

* El autor es director general y fundador del sitio El Comentario del Día, asesor, consultor y conferencista en temas de economía, política, gobierno y empresa, así mismo, conduce el programa de análisis “Voces Universitarias” y es catedrático en la Facultad de Gobierno y Economía de la Universidad Panamericana y de la Facultad de Negocios de la Universidad La Salle.

Contacto y redes sociales: https://eduardolopezchavez.mx/redes

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