México debe superar el síndrome de la 'Chimoltrufia'

Por EDITOR Septiembre 25, 2023 106

El sector de la energía enfrenta un inminente colapso en los próximos años, un hecho que se encuentra respaldado por datos proporcionados por la Secretaría de Energía. Estos datos provienen de un análisis del balance de energía realizado desde 2012 hasta 2022.

El balance de energía representa un indicador fundamental para evaluar cómo aprovechamos la energía que obtenemos de la naturaleza, la cual transformamos y empleamos en una amplia variedad de actividades humanas. Este balance se basa en la cantidad total de energía disponible en un país y se calcula considerando diversas fuentes, como la producción local de energía primaria (petróleo, gas, minerales), la energía obtenida de la naturaleza (radiación solar, aire, vapor, agua), la energía importada (derivados del petróleo, electricidad, etc.) y la energía reciclada.

Una vez que se integra el valor total mencionado anteriormente, se deducen las exportaciones de energía, como el petróleo crudo, los productos petrolíferos, el gas, la electricidad y los minerales, entre otros. Este cálculo arroja un balance primario que representa la disponibilidad de energía para su transformación, consumo interno y uso en diversos sectores, como el transporte, la industria, el comercio y los hogares.

En última instancia, el valor total obtenido refleja si un país goza de independencia energética, autosuficiencia y eficiencia energética. El propósito fundamental de este balance es comprender cuánta energía extraemos de la naturaleza y en qué medida contribuye al crecimiento de la nación, todo ello en consonancia con las políticas de reducción de impacto ambiental.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Energía (SENER), México está experimentando lo que podría denominarse "el síndrome de la Chimoltrufia": decir una cosa y hacer otra. A continuación, enumeramos algunas de las consecuencias de esta situación en el país:

  1. México desperdicia entre un 20% y un 25% de la energía que extrae de la naturaleza, lo que supone un uso ineficiente.
  2. Del total de energía disponible, México exporta un 20% y depende de importaciones que oscilan entre un 35% y un 45%. Esta dependencia se debe a la falta de tecnología, equipos e infraestructura para satisfacer la demanda interna.
  3. Desde 2015, México ha perdido su independencia energética, y esta tendencia podría agravarse. El índice de independencia energética, que se calcula dividiendo la producción de energía primaria entre el consumo total de energía, ha aumentado un 4.84% en 2022 en comparación con 2021, pasando de 0.68 a 0.71.
  4. México cuenta con suficientes recursos naturales para producir energía primaria, pero carece de la capacidad de generar energía secundaria, que es esencial para convertir la energía primaria en combustibles, electricidad u otras formas de energía utilizables en sectores como la industria, el comercio y los hogares. La autosuficiencia se calcula comparando la producción generada con el consumo de energía. Un índice superior a uno indica que el país es excedentario en energía, mientras que un índice inferior a uno significa que el país es un importador neto de energía.

Estos datos revelan que en México hay un crecimiento en la demanda de energía por parte de la población. Antes de 2020, el consumo per cápita de energía era de 75 GJ anuales (equivalente a 57 kW por día), pero en 2022 ha aumentado a 81 GJ (61 kW por día), lo que demuestra que la gente requiere más energía transformada para su uso diario.

La Secretaría de Energía informa que en 2022 prevalecen las actividades relacionadas con la extracción y producción de energía primaria en México, dejando de lado la producción de energía secundaria. Esto resalta una clara contradicción entre las palabras y las acciones, lo que resulta en una disonancia energética en el mercado nacional e internacional. El mensaje actual y futuro indica que México no satisface las demandas actuales y futuras para el desarrollo económico, lo que a su vez obstaculiza el crecimiento del país y su capacidad para mejorar el Producto Interno Bruto (PIB). El informe de la SENER indica que un mayor incremento del PIB requiere un aumento en el consumo de energía, una tendencia que se ha intensificado desde 2020.

Aunque México posee recursos naturales y la capacidad de extraerlos, carece de la tecnología necesaria para transformarlos en formas utilizables de energía. Seguir creyendo que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos (PEMEX) pueden mejorar el equilibrio energético del país es una ilusión, ya que las refinerías no pueden transformar suficiente energía en combustibles para el sector del transporte, lo que nos obliga a depender de importaciones según los datos de autosuficiencia del informe. Además, CFE debe importar más del 60% de su energía primaria (gas natural) para producir electricidad.

Según los datos proporcionados por la SENER en 2022:

a) Los hidrocarburos representan el 80.71% de la producción nacional de energía, un 0.81% menos que en 2021.

b) El 41.26% del petróleo crudo producido se procesó en el Sistema Nacional de Refinación, mientras que el 58.74% restante se exportó.

c) La generación de energía eléctrica aumentó un 3.16% en comparación con 2021. La CFE aportó el 40.79%, PEMEX el 0.33%, y los Productores Independientes de Energía (PIE) contribuyeron con un 28.09%. Los permisionarios de autoabastecimiento representaron el 9.57%, los pequeños productores el 0.09%, las centrales de cogeneración el 5.32%, las centrales eléctricas generadoras (LIE) el 15.66% y los usos propios continuos el 0.15%.

El consumo de energía ha aumentado, pero contamos con suficiente energía primaria en nuestro entorno. Sin embargo, carecemos de la capacidad para transformarla y utilizarla de manera efectiva. En México, la transición energética real se vuelve más complicada debido a la falta de un equilibrio energético adecuado y a la persistente preferencia por la soberanía energética en lugar de la independencia y la autosuficiencia. Esta tendencia es perjudicial, ya que impide que México satisfaga las demandas actuales y futuras necesarias para el desarrollo económico.

En un mundo donde el consumo de energía está en constante aumento debido a inversiones locales y extranjeras en proyectos y negocios que requieren energía, es fundamental abandonar el síndrome de la Chimoltrufia. Urgimos a México a unirse a la nueva diplomacia ambiental global, cuyo objetivo es acceder a tecnologías que reduzcan la dependencia de las energías primarias de la naturaleza y permitan una transformación eficiente con bajas emisiones contaminantes.

Para lograr una transición energética efectiva, debemos aprovechar al máximo nuestras fuentes naturales y adoptar tecnologías que permitan un uso más eficiente de la energía, con el objetivo de alcanzar un aprovechamiento del 99.9%. Esto incluye la captura de carbono, la generación de electricidad sin contaminantes, la reducción de la emisión de metano y la transición hacia la electromovilidad, eliminando los motores de combustión y reduciendo las emisiones de gases contaminantes en el transporte.

El futuro ya está aquí, y superar el síndrome de la Chimoltrufia es fundamental para abordar nuestros desafíos energéticos y ambientales.

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