Más mal hace el que, sabiendo que está mal, lo hace, que el que, sin saberlo, lo hace. El mundo hoy en día se enfrenta a este dilema, que persistirá al menos hasta el próximo siglo. Continuamos utilizando vehículos con motores de combustión que emiten contaminantes, a pesar de ser conscientes de las consecuencias.

El ser humano se muestra corrupto e hipócrita frente al planeta. Aunque actualmente existen diversas tecnologías de vehículos, especialmente los eléctricos, la transición hacia estos parece lejana. Razones económicas, sociales, políticas y la falta de compromiso global dificultan esta migración hacia vehículos más ecológicos.

Hoy en día, el mundo consume alrededor de 28 millones de barriles o 4,468 millones de litros de gasolina diariamente para impulsar más de 1,200 millones de vehículos de pasajeros ligeros. A pesar de las políticas actuales y los compromisos financieros sobre combustibles fósiles, el cambio de vehículos de combustión a eléctricos parece ser una ilusión a corto plazo y una fantasía en papel. No debemos creer todo lo que nos dicen.

Actualmente, existen diferentes tipos de vehículos y fuentes de energía que pueden utilizarse para la movilidad. Los automóviles de combustión interna, que funcionan con gasolina, inyectan combustible en una cámara de combustión que se mezcla con aire y se enciende mediante una chispa de la bujía. Estos vehículos requieren un tanque para almacenar gasolina y tienen un escape para eliminar los gases de combustión.

Por otro lado, los automóviles eléctricos (BEV) utilizan baterías de tracción para alimentar un motor eléctrico. Estos vehículos deben cargarse enchufándolos a un tomacorriente de pared o a un equipo de carga. No emiten gases de escape y no contienen componentes típicos de combustible líquido.

Además, existen los automóviles híbridos (HEV) que combinan un motor de combustión interna con uno o más motores eléctricos. Estos vehículos no se pueden cargar enchufándolos; en su lugar, la batería se carga mediante frenado regenerativo y el motor de combustión interna. Tienen un tanque para almacenar gasolina y un escape, y suelen reducir el consumo de combustible entre un 30% y un 40% en comparación con los vehículos de combustión.

Otro tipo de vehículo son los híbridos enchufables (PHEV) que utilizan baterías para alimentar un motor eléctrico y un motor de combustión, generalmente gasolina. Estos vehículos se pueden cargar enchufándolos o mediante frenado regenerativo. Tienen un tanque de almacenamiento de combustible y un escape.

También están los vehículos impulsados por hidrógeno (FCEV), que utilizan electricidad para impulsar un motor eléctrico. Estos vehículos producen electricidad mediante una pila de combustible alimentada por hidrógeno. Aunque son una opción ecológica, actualmente tienen una presencia limitada en el mercado.

En un análisis de las políticas públicas, incentivos y la información proporcionada por agencias internacionales de energía de diferentes países, se puede concluir que la transición de vehículos de combustión a eléctricos será gradual. A nivel mundial, la transición total hacia vehículos eléctricos sin emisión de gases de escape podría ocurrir hasta el siglo XXII. Factores como la falta de infraestructura para cargas, la limitada autonomía y los altos costos de las unidades eléctricas son desafíos que deben abordarse para facilitar esta transición.

En Estados Unidos, las estrategias de infraestructura y la colaboración con socios comerciales podrían permitir un cambio total hacia vehículos eléctricos para el año 2070. Sin embargo, actualmente existen más de 252 millones de vehículos en circulación en Estados Unidos, lo que plantea un desafío logístico significativo para esta transición.

En México, el uso de combustibles fósiles continuará hasta el siglo XXII. Se espera que la reducción del consumo de gasolina, de 880,000 barriles en 2030 a 77,000 barriles hacia finales de este siglo, sea gradual. La mayoría de los vehículos eléctricos fabricados en

México, aproximadamente el 90%, se exportarán a Estados Unidos entre 2030 y 2080. La transición a vehículos eléctricos enfrenta desafíos significativos en todo el mundo. La falta de infraestructura para la carga, la limitada autonomía de las baterías y los altos costos de los vehículos eléctricos son barreras que dificultan la adopción generalizada.

Hoy en día, todos los vehículos, tanto los que funcionan con combustibles fósiles como los eléctricos, contaminan. Si consideramos el ciclo de vida completo para obtener la energía, los vehículos eléctricos tienen una reducción del 54% en las emisiones en comparación con los vehículos de combustión interna y del 30% en comparación con los híbridos. Sin embargo, este progreso se ve limitado por la forma en que se produce la electricidad en todo el mundo, ya que la mayoría proviene de fuentes contaminantes como el gas natural.

Además, las personas en países en desarrollo o con bajos ingresos priorizan tener un hogar seguro para sus familias sobre la posibilidad de adquirir un costoso vehículo eléctrico, lo que dificulta aún más la transición hacia una flota de vehículos más limpia y eficiente.

En conclusión, la transición de vehículos de combustión a eléctricos es un proceso complejo que enfrenta numerosos desafíos. A pesar de los avances tecnológicos, las limitaciones en la infraestructura, la autonomía de las baterías y los costos siguen siendo obstáculos importantes. A medida que el mundo avance hacia un futuro más sostenible, será crucial abordar estas barreras para lograr una adopción generalizada de los vehículos eléctricos y reducir significativamente las emisiones contaminantes.