El hiyab pierde fuerza en Irán: mujeres desafían el mandato en plena tensión social
Por EDITOR Noviembre 28, 2025 47
Al recorrer Teherán, la transformación salta a la vista: cada vez más mujeres caminan sin hiyab, incluso en zonas donde hace pocos años era impensable desafiar la norma. En el norte de la capital, desde Vali-e Asr hasta la plaza Tajrish, jóvenes y adultas se desplazan con la cabeza descubierta frente a comerciantes, policías y turistas, sin que haya intervención inmediata de las autoridades.
Este cambio ocurre en un país donde, durante más de cuatro décadas, el uso del velo ha sido una obligación estricta impuesta por la República Islámica. La muerte de Mahsa Amini en 2022 y las protestas masivas que desencadenó sacudieron de forma profunda a la sociedad iraní y marcaron un punto de quiebre para muchas mujeres que ahora rechazan públicamente el mandato.
Incluso fuera de los barrios más liberales, el cambio es visible. En zonas conservadoras del sur de Teherán también se observan mujeres sin velo moviéndose con rapidez entre quienes aún visten chador. En hoteles, centros comerciales y espacios públicos, el retiro del pañuelo se ha vuelto un acto cotidiano que antes podía implicar arrestos o agresiones por parte de la policía moral.
La presión política y social también está en aumento. El presidente Masoud Pezeshkian ha pedido frenar la persecución por el hiyab, mientras que figuras ultraconservadoras exigen volver a aplicar mano dura. El líder supremo Alí Jamenei ha evitado intervenir abiertamente, en medio de un país afectado por apagones, escasez de agua, sanciones andan persistente temor a un conflicto mayor con Israel.
Encuestas internas, reconocidas recientemente por asesores del gobierno, muestran un profundo descontento de la población hacia la teocracia iraní. Décadas de inflación, desempleo, crisis ambiental y tensiones sociales han deteriorado la confianza en las instituciones, mientras que la participación electoral sigue en mínimos históricos.
Aunque muchas mujeres siguen temiendo represalias, el rechazo al hiyab obligatorio se ha convertido en una señal visible de una sociedad que exige transformaciones más amplias. Ese desafío silencioso, repetido cada día en las calles de Teherán, evidencia un malestar que continúa creciendo pese a la incertidumbre económica y el riesgo de nuevas restricciones gubernamentales.

