
Despedida de un símbolo: José “Pepe” Mujica
Por EDITOR Mayo 13, 2025 308
Ernesto Agazzi Sarasola, ingeniero agrónomo, exsenador y militante del Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros, conversa con El Heraldo Radio sobre la figura y legado del expresidente uruguayo José “Pepe” Mujica, recientemente fallecido. En sus palabras, se despide no solo a un líder político, sino a un símbolo de coherencia, austeridad, pensamiento profundo y compromiso con los más desposeídos.
“Mujica vivió como pensaba, y por eso se ganó el respeto del mundo”, dice Agazzi. Recordado como el “presidente más pobre del mundo”, donaba la mayor parte de su salario, vivía en su chacra rural y viajaba en un viejo Volkswagen. Pero su impacto no fue solo simbólico. Durante su mandato (2010–2015), Uruguay legalizó el aborto, el matrimonio igualitario y reguló el mercado de la marihuana, medidas audaces que redefinieron el rumbo social del país.
Mujica apostó por el agro y la redistribución de tierras a campesinos pobres. Su prioridad siempre fueron los sectores marginados: “Fue coherente con su compromiso con los pobres de la tierra”, recuerda Agazzi. Además, tuvo un pensamiento que trascendía la política económica: era un pensamiento antropológico y filosófico, enfocado en el bienestar humano y el medio ambiente.
Fue un presidente con peso internacional: apoyó la paz en Colombia, se acercó a Lula en Brasil, pero se distanció del autoritarismo del socialismo bolivariano, sin caer en radicalismos. Defendió la unidad latinoamericana, y lamentó que México estuviera más vinculado al norte que al sur. Para él, “o nos unimos como bloque o no existimos en el mundo de las potencias”.
Su figura también conectó con la juventud, algo poco común en líderes de su generación. “A pesar de tener casi 90 años, los jóvenes lo respetan profundamente, por su autenticidad y su mensaje de esperanza”, señala Agazzi.
Mujica deja tareas pendientes: fortalecer la política de altura, los espacios de diálogo, y la justicia global frente a potencias que imponen su voluntad sin respetar reglas. “Falta política en el mundo —dice Agazzi—, y Mujica lo sabía. Su legado es esa llamada a la coherencia, a la paz, a la unidad y a la justicia”.