Bienestar a la 4T

Por EDITOR Mayo 9, 2024 55

No se está mejor solo por recibir dinero de alguien más, hay que trabajar para no depender de esas dádivas… Macraf

En esta ocasión toca hablar de la famosa Secretaría del Bienestar, anteriormente conocida como la Secretaría de Desarrollo Social. Por supuesto, como en otras ocasiones, hablar de esta secretaría implica mencionar quiénes han sido los "floreros" que han ostentado su titularidad a lo largo del sexenio actual.

Nuevamente, le recuerdo a mi estimado lector que si por algún motivo ninguno de los nombres le suena, no se preocupe, significa que están haciendo de forma excepcional su papel de adornar una oficina sin ejercer ninguna atribución real. Me refiero a María Luisa Albores González, quien empezó la administración de Andrés Manuel López Obrador al frente de esta secretaría, seguida por Javier May Rodríguez y la actual Adriana Montiel Reyes. Ninguno de los tres ha dejado una huella relevante en este lugar, pero sí han dejado una gran cantidad de clientelismo electoral a su paso.

Lo anterior lo menciono porque es justamente esta secretaría la que se encarga de la creación, administración, implementación y seguimiento de los famosos programas sociales con los cuales la actual administración ha decidido combatir diferentes áreas de la desigualdad en nuestro país, empezando por los ya tan conocidos apoyos a los adultos mayores, así como las becas de Jóvenes Construyendo el Futuro, que dicho sea de paso, ya no está considerado como un programa prioritario debido a la gran cantidad de opacidad que existía en su gestión, o bien, el supuestamente aclamado internacionalmente Sembrando Vida, tan solo por mencionar algunos.

De acuerdo con la información de la propia Secretaría del Bienestar, actualmente tenemos 14 programas del bienestar en funcionamiento. Lo realmente interesante del tema es si estos programas cumplen con la finalidad para la cual fueron creados, y no me refiero de ninguna manera a lo que en la exposición de motivos o en los documentos oficiales. Me refiero a disminuir la brecha de desigualdad entre la población de nuestro país y mejorar la calidad de vida de las personas, situación que, a mi parecer, tiene claroscuros muy importantes.

Si bien es cierto que, de acuerdo con la información presentada por el Coneval, en este sexenio se ha logrado reducir el nivel de pobreza en nuestro país, también es cierto que en esos mismos datos se refleja un incremento en los niveles de pobreza extrema. ¿Y qué decir del indicador de carencia por acceso a servicios de salud, el cual prácticamente llega al 50% de la población de nuestro país? Esto se vuelve una disyuntiva importante para aquellos que son beneficiarios de estos programas, debido a que muchas veces parte de los beneficios que reciben a través de la Secretaría del Bienestar tienen que utilizarlos para solventar lo que, por otro lado, el sistema de salud no les puede dar, como son medicinas, estudios e incluso, en algunos casos, atención médica.

Todo esto deja entrever que realmente, si hay algo que los programas sociales están logrando, es generar un mayor flujo de dinero dentro de la economía, lo cual, en términos reales, ha beneficiado al consumo interno. Después de todo, las personas se ven con una mayor cantidad de ingresos, y estos, de manera importante, son destinados al consumo de bienes y servicios de forma cotidiana, lo cual ha permitido que el mercado interno de nuestro país se mantenga, hasta cierto punto, en niveles estables e incluso, por momentos, en niveles altos. Si a esto le agregamos todas aquellas personas que, además de ser beneficiarios de estos recursos, reciben por parte de los connacionales en el extranjero algo de dinero, mejor conocido como remesas, que también son destinadas al consumo en su mayoría, eso explicaría, en un momento dado, por qué la economía mexicana ha logrado mantenerse a flote a lo largo del tiempo.

Pero aquí es donde viene la parte importante: hay que recordar que, finalmente, este dinero que se le da a todas estas personas debe salir de algún lado. La pregunta es: ¿de dónde están saliendo realmente estos recursos?

La cantaleta histórica de que en México existe dinero, lo que pasa es que está mal administrado, es algo que realmente deja mucho que desear, y es algo a lo cual ninguno de los tres candidatos ha decidido entrar de forma frontal. Y me refiero a una reforma fiscal. Aumentar los recursos para los programas sociales implica, en el estado actual del gobierno, incrementar los niveles de deuda o bien reestructurar el gasto del gobierno, lo que en buen cristiano significa quitar de un lado para poner en otro. La pregunta nuevamente es: ¿de dónde quitarán para poner ahí?

Es claro que esta administración ha decidido tomar a los programas sociales y a la Secretaría de Bienestar como ejecutores de dádivas a cambio de votos. De lo contrario, no entiendo por qué la narrativa específica de que votar por un partido distinto a Morena implicaría la desaparición de los programas sociales, cuando la candidata de oposición ha repetido constantemente que los programas sociales, por el simple hecho de encontrarse contemplados dentro de la Constitución del país, se mantendrán e incluso ha prometido incrementarlos. La función de los famosos Siervos de la Nación de recorrer el país amenazando a las personas no es otra cosa más que una muestra del clientelismo electoral que tanto los titulares anteriores de la Secretaría como la actual han permitido en aras de cumplir los caprichos de quien ostenta la titularidad del poder ejecutivo. No me imagino mejores adornos que ellos tres para representar esa oficina. Después de todo, brillan por su ausencia y lo que menos les interesa es realmente el bienestar de las personas y del país. Es triste ver cómo han devaluado la palabra “bienestar” a lo largo de este sexenio.

* El autor es asesor, consultor y conferencista en temas de economía, política, gobierno y empresa, director general y fundador del sitio El Comentario del Día, conductor titular del programa de análisis “Voces Universitarias” y catedrático en la Facultad de Gobierno y Economía de la Universidad Panamericana y en la Facultad de Negocios de la Universidad La Salle.

Contacto y redes sociales: https://eduardolopezchavez.mx/redes

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