Mientras tanto, persisten los bombardeos sobre la Franja, con más de 60 muertos en 24 horas, y sin un alto el fuego en firme. Hamás respondió a la última propuesta de tregua impulsada por Estados Unidos, aceptada públicamente por Israel, expresando disposición a liberar rehenes, pero exigiendo garantías de retirada israelí y el fin definitivo del conflicto, condiciones que el plan no contempla. Netanyahu rechazó la contrapropuesta y prometió seguir con las operaciones militares.

Pese a que el 18 de mayo Israel anunció el levantamiento de un bloqueo total que había durado dos meses y medio, organizaciones humanitarias denuncian que las restricciones persisten y que el nuevo sistema de distribución, gestionado por una fundación externa impulsada por Tel Aviv y Washington, no cumple los estándares internacionales. De los más de 840 camiones autorizados entre el 19 y 29 de mayo, apenas 192 llegaron a los puntos de reparto, según datos de la red de ONG palestinas en Gaza.

El director de esa red, Amjad Shawa, alertó que la crisis humanitaria se agudiza y que la población, en riesgo extremo de inseguridad alimentaria, necesita al menos 600 camiones diarios con alimentos, medicinas y combustible. En sus mensajes de voz, interrumpidos por el sonido de aviones de guerra, relata cómo clanes armados y civiles hambrientos interceptan convoyes. “Es un crimen, pero la gente está desesperada”, señaló.

Mientras tanto, la propuesta de tregua sigue estancada. Hamás, en su respuesta, afirma que actúa “desde el sentido de responsabilidad hacia el sufrimiento del pueblo palestino” y exige un cese definitivo de la guerra, la salida total del ejército israelí de la Franja y garantías para el flujo continuo de ayuda. Israel, por su parte, considera que Hamás “mantiene su rechazo” y continuará su ofensiva para recuperar rehenes y desmantelar al grupo islamista. El mediador estadounidense Steve Witkoff calificó la respuesta palestina como “inaceptable” y afirmó que sólo aleja la posibilidad de una solución.