La inercia de la economía mexicana | Por Eduardo López Chávez | Viernes 22 de noviembre de 2024

Por EDITOR Noviembre 22, 2024 74

Narrativa económica (22/11/24)

Por Eduardo López Chávez*

La inercia de la economía mexicana

Cuando las cifras lucen bien, revisa el espejo: lo que brilla suele ser maquillaje barato…

-  Macraf

Los últimos datos económicos ofrecen un retrato en apariencia alentador de la economía mexicana: la inflación de la primera quincena de noviembre, el Producto Interno Bruto (PIB) al cierre del tercer trimestre y el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) aportan cifras que algunos califican como positivas. Sin embargo, una mirada más profunda revela una realidad menos optimista, donde las aparentes mejorías esconden problemas estructurales y coyunturales que frenan el desarrollo económico.

Para comenzar, el PIB mostró un incremento anual del 1.6% y trimestral del 1.1%, cifras que muchos dentro del oficialismo celebran como un signo de prosperidad. No obstante, estas tasas de crecimiento se encuentran muy por debajo de las proyecciones gubernamentales, que apuntaban a un crecimiento de entre el 2% y el 3% para este año. Es difícil imaginar que, en el último trimestre, se logre el impulso necesario para cumplir con esas metas, especialmente considerando que algunos analistas anticipan un crecimiento cercano al 1% o incluso menor.

Este escenario no es casual. Durante los primeros meses del año, se produjo un aumento inusual en la liquidez gubernamental debido a un ajuste presupuestal significativo. Estos recursos adicionales fueron destinados a megaproyectos insignia del sexenio pasado y al gasto corriente, muchas veces canalizados mediante adjudicaciones directas, un mecanismo criticado por su falta de transparencia. Aunque esta inyección de dinero en el mercado generó un impacto inmediato, también distorsionó la percepción de la situación económica al crear un espejismo de crecimiento que no refleja mejoras estructurales.

Por otro lado, el consumo interno, tradicionalmente el motor de nuestra economía, muestra claras señales de contracción. Factores como la inseguridad y la incertidumbre jurídica —agravada por la discusión en torno a la reforma del poder judicial— han mermado la confianza de los inversionistas y los consumidores. La reducción en el gasto público en áreas clave como salud y seguridad para 2025, lejos de solucionar el problema, amenaza con profundizar la desigualdad y limitar las oportunidades de desarrollo.

A esto se suma la inflación, que cerró la primera quincena de noviembre en 4.56% anual, aún por encima del límite máximo del Banco de México. Aunque el componente subyacente, que mide los precios de bienes y servicios menos volátiles, se encuentra en 3.58%, persisten dudas sobre si se logrará la convergencia hacia la meta inflacionaria al cierre del año.

Mientras tanto, el gobierno promueve iniciativas como el bacheo de calles y la construcción de vivienda social, que, aunque necesarias, carecen de una planeación estratégica adecuada. Sin estudios previos que aseguren la viabilidad de estos proyectos, se corre el riesgo de que queden en promesas incumplidas, desperdiciando recursos y dejando insatisfechas las necesidades de la población.

En términos generales, los datos recientes no son suficientes para revertir la percepción de que la economía mexicana avanza sin rumbo claro. Sin reformas estructurales que fortalezcan la competitividad, reduzcan la desigualdad y fomenten la inversión, las perspectivas para 2025 seguirán siendo limitadas.

* El autor es director general y fundador del sitio "El Comentario del Día". Se desempeña como asesor, consultor y conferencista en temas de economía, política, gobierno y empresa. Además, conduce el programa de análisis "Voces Universitarias". Es catedrático en la Facultad de Gobierno y Economía y en la Escuela de Comunicación de la Universidad Panamericana, así como en la Facultad de Negocios de la Universidad La Salle. 

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