Infraestructura y trabajo
Por EDITOR Marzo 21, 2024 27
Por Eduardo López Chávez*
Es ilógico construir algo en donde es imposible llegar, a menos que sea una promesa de campaña… Macraf
En esta ocasión corresponde analizar los resultados obtenidos por la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, como recientemente se le denominó, y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, ambas con una gran tradición e importancia en nuestro país. Sin embargo, en la administración de la llamada 4T, poco es lo que han logrado conseguir.
Empecemos por la recién renombrada Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, que a lo largo de esta administración ha contado con 3 titulares. El primero, por supuesto, que usted, estimado lector, recordará, no por su gran labor, sino por el enorme parecido que llegó a tener con el famoso hombre Marlboro. Me refiero al ingeniero Javier Jiménez Espriú, quien, dicho sea de paso, ha sido reconocido por su brillante trayectoria académica. Desafortunadamente, al igual que muchos otros en esta administración, cayó en desgracia al respaldar una ocurrencia del hoy titular del ejecutivo: cancelar la construcción del aeropuerto de la Ciudad de México en Texcoco. Situación por la cual defendió a diestra y siniestra. Sin embargo, a la fecha, seguimos esperando las pruebas que se prometieron sobre los hechos de corrupción que dieron como explicación para su cancelación.
Nos quedamos sin aeropuerto en Texcoco y fue el ingeniero Jiménez Espriú quien dio el banderazo de inicio a la construcción de lo que hoy conocemos como una de las grandes derrotas de la administración morenista: el aeropuerto en Santa Lucía. Una obra que, si bien es cierto, en su interior puede parecer de gran calidad y seguramente lo es, tiene varios problemas: no tiene vuelos, su costo total ha ido en incremento llegando a superar los 90 mil millones de pesos, requiere de apoyo presupuestal. Tan solo durante los primeros meses de operación se le tuvieron que transferir más de 140 millones de pesos para cubrir sus gastos iniciales y se estima que su gasto promedio diario es de casi 2 millones de pesos, dinero que no genera debido a que, en comparación con el actual aeropuerto, todas sus operaciones de cuatro meses equivalen a las operaciones realizadas por el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en tan solo un día. Ese es el gran legado del ingeniero Jiménez Espriú.
Le siguió en la titularidad de esta oficina Jorge Argenis Díaz Leal, quien, dicho sea de paso, al igual que el actual titular Jorge Nuño Lara, ha brillado por su opacidad e indiferencia. La secretaría perdió muchas de las atribuciones porque le fueron cedidas al ejército por parte del ejecutivo. De hecho, una de las principales razones por las cuales en su momento decidió separarse del cargo el ingeniero Jiménez Espriú fue el desacuerdo de traspasar a los militares el manejo de los puertos del país.
Además de la obra del aeropuerto, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes perdió toda injerencia sobre las otras obras faraónicas e inservibles de la actual administración, como son la refinería de Dos Bocas o el Tren Maya, ambas encargadas de manera directa también al ejército mexicano. La que anteriormente fue la joya de la corona de las administraciones mexicanas por ser la encargada de realizar las grandes obras de infraestructura que mejoraban la calidad de vida de los mexicanos hoy se encuentra en un estado muy precario, prácticamente no tiene relevancia y se ha vuelto un adorno muy costoso.
Sobre la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, fundada por ahí de los años 40 con la finalidad de proteger los derechos de los trabajadores, ha tenido un desempeño bastante gris a lo largo de esta administración. Dos han sido los titulares de esta oficina. La primera fue la actual Secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde Luján, quien a lo largo de su gestión en realidad no realizó absolutamente nada relevante. Si bien es cierto que este gobierno se ha caracterizado por el incremento constante al salario mínimo, no es algo que pueda atribuirse a la gestión de la Secretaría del Trabajo. Muy por el contrario, existen grandes áreas que no han sido atendidas. Por ejemplo, el nivel de informalidad dentro de la economía que hoy prácticamente rebasa el 50% de la población económicamente activa. Por lo tanto, la función específica de la Secretaría de fomentar la creación de empleo formal, creando los incentivos necesarios para que aquellos que se encuentran en la informalidad busquen incluirse dentro de la formalidad laboral, no se ha logrado. Además, existe un gran porcentaje de la población en situación de pobreza laboral, es decir, lo que ganan no les alcanza para cubrir sus gastos básicos mínimos, cuestión que parece ser de poco interés para la Secretaría. El actual titular, Marath Baruch Bolaños López, ha brillado por su ausencia en la escena pública. Si usted no lo ubica, no se preocupe. Hay que entender que es uno de los cambios pensados por el titular del ejecutivo simplemente para cerrar la actual administración y cumplir con su función primordial, que es la de verse bien en las fotos, es decir, ser un buen florero.
¿Qué resultados reales hemos tenido de estas dos secretarías? Tal vez sólo podría destacar el incremento del salario mínimo. Pero ojo, no como un logro de las secretarías, sino como un buen movimiento de justicia social en términos políticos. En lo demás, nos quedan a deber.
* El autor es asesor, consultor y conferencista en temas de economía, política, gobierno y empresa, director fundador del sitio El Comentario del Día, conductor titular del programa de análisis económico, político y social “Voces Universitarias” y catedrático en la Facultad de Gobierno y Economía de la Universidad Panamericana y en la Facultad de Negocios de la Universidad La Salle.
Contacto y redes sociales: https://eduardolopezchavez.mx/redes
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