El líder de Hezbolá en el Líbano, Hassan Nasrallah, advirtió que no permanecerán en silencio después del asesinato en Beirut del segundo líder de Hamás, Saleh al-Arouri, y amenazó con una respuesta firme si Israel decide expandir la guerra desde Gaza al Líbano. Nasrallah declaró que Hezbolá, fuertemente armada y respaldada por Irán, luchará hasta el final si Israel opta por una guerra total contra el Líbano.
Mientras tanto, las fuerzas israelíes continuaron sus ataques en Gaza, instalando a civiles a abandonar un campo de refugiados en el norte del enclave palestino. El asesinato de al-Arouri sugiere que el conflicto entre Israel y Hamas se está extendiendo más allá de Gaza, involucrando a la Cisjordania ocupada, las fuerzas de Hezbolá en la frontera Líbano-Israel y las rutas marítimas del Mar Rojo.
La muerte de al-Arouri, líder político de Hamas, fuera de los territorios palestinos es un giro significativo en la prolongada hostilidad. Hezbolá ha estado involucrado en frecuentes enfrentamientos con Israel en la frontera sur del Líbano durante la guerra de Gaza, resultando en bajas de ambos lados. Nasrallah advirtió que una guerra total contra el Líbano no tendría "límites" ni "reglas" para Hezbolá.
La ONU expresó su preocupación, señalando que cualquier escalada podría tener "consecuencias devastadoras". La situación resalta la complejidad y gravedad del conflicto, que se ha extendido más allá de las fronteras geográficas y amenaza con involucrar a actores regionales clave.
En Gaza, la cifra de muertos por la ofensiva israelí superó los 22.000, y la población enfrenta condiciones humanitarias desastrosas con la mayoría de los habitantes sin hogar y escasez de alimentos. Aunque Israel busca eliminar a Hamas, el grupo insiste en que la "batalla está abierta". La guerra, desencadenada por un ataque transfronterizo de Hamas en octubre, ha llevado a una crisis humanitaria y plantea desafíos significativos para la estabilidad regional.
