Los impuestos son una herramienta fundamental para el desarrollo económico de un país. Pueden utilizarse para recaudar ingresos, redistribuir la riqueza, o promover un cambio de comportamiento. En el caso de los impuestos a los combustibles fósiles, estos pueden tener un impacto significativo en la transición hacia una economía más sostenible.
En México, los impuestos a los combustibles fósiles se aplican a la gasolina, el diésel y otros productos derivados del petróleo. Estos impuestos se recaudan tanto a nivel federal como estatal.
El impuesto federal a los combustibles fósiles se denomina Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS). El IEPS federal se divide en dos componentes:
Un componente fijo, que se aplica a todos los combustibles fósiles, independientemente de su tipo o calidad.
Un componente variable, que se basa en el precio del combustible.
El impuesto estatal a los combustibles fósiles también se denomina IEPS. El IEPS estatal se aplica a todos los combustibles fósiles, pero su tasa es diferente a la del IEPS federal.
En 2023, la recaudación total de los impuestos a los combustibles fósiles en México fue de alrededor de 1.8 billones de pesos. De esta cantidad, 1.2 billones de pesos correspondieron al IEPS federal y 600 mil millones de pesos correspondieron al IEPS estatal.
El IEPS a los combustibles fósiles representa una parte importante del precio final de estos productos. En el caso de la gasolina regular, el IEPS representa alrededor del 44% del precio final. En el caso del diésel, el IEPS representa alrededor del 45% del precio final.
Los impuestos a los combustibles fósiles en México tienen un impacto significativo en la economía del país. Estos impuestos generan ingresos importantes para el gobierno, pero también pueden tener un impacto negativo en el bolsillo de los consumidores.
Es importante que los impuestos a los combustibles fósiles se utilicen de manera eficiente y efectiva. Estos impuestos deben destinarse a proyectos que promuevan la transición hacia una economía más sostenible.
En particular, los ingresos generados por los impuestos a los combustibles fósiles podrían utilizarse para:
Construir infraestructura para el transporte público, lo que ayudaría a reducir la dependencia de los combustibles fósiles para el transporte.
Apoyar el desarrollo de tecnologías limpias, como las energías renovables, lo que ayudaría a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
En conclusión, los impuestos a los combustibles fósiles son una herramienta importante que puede utilizarse para promover la transición hacia una economía más sostenible. Es importante que estos impuestos se utilicen de manera eficiente y efectiva para lograr este objetivo.