Educación, un gran pendiente de la 4T
Por EDITOR Abril 25, 2024 68Por Eduardo López Chávez
Una sociedad educada, exige resultados y transparencia, un pueblo adoctrinado, solo sabe decir si a todo… Macraf
En semanas anteriores, he analizado diversas áreas del gobierno federal en duplas; sin embargo, en esta ocasión, dedicaré exclusivamente el espacio al tema educativo. Para empezar, es evidente que los tres secretarios que han ocupado el cargo desde el inicio de la actual administración -Esteban Moctezuma, Delfina Gómez y actualmente Leticia Ramírez Amaya- no han dejado un legado significativo. Los tres han permitido una gran destrucción en el sistema educativo mexicano.
La educación es el pilar fundamental sobre el cual se construye el futuro de una nación. En México, un país con una rica historia y una diversidad cultural envidiable, la educación debería ser la herramienta que empodere a las generaciones venideras para enfrentar los desafíos del siglo XXI. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados en el pasado y las promesas hechas en el presente, la realidad educativa mexicana parece estancada en un ciclo de desafíos persistentes y soluciones insuficientes.
Uno de los principales problemas que enfrenta la educación en México es la falta de atención a la formación docente. Los maestros son el pilar sobre el cual descansa la calidad de la educación, y, sin embargo, la falta de programas de desarrollo profesional continuo y la ausencia de métodos de enseñanza modernos han dejado a muchos docentes desprovistos de las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos del aula contemporánea. La tecnología, que podría ser una aliada poderosa en este sentido, ha sido subutilizada y mal implementada, desperdiciando su potencial para el aprendizaje interactivo y personalizado.
Además, el nuevo plan de estudios para educación básica anunciado por la SEP ha generado preocupaciones legítimas. De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), hay varios problemas en este plan, desde la falta de prioridad en la formación de talento preparado hasta la pérdida de continuidad en los estudios entre secundaria y bachillerato. Problemas especialmente alarmantes dado el contexto de crisis educativa provocada por la pandemia, que ha dejado a millones de estudiantes fuera del sistema y ha causado un grave rezago educativo.
Los resultados de la prueba PISA 2022 son un claro reflejo de estos desafíos y los datos numéricos son contundentes: México obtuvo 395 puntos en matemáticas, una caída de 14 puntos en comparación con 2018. En lectura, alcanzó 415 puntos, una disminución de 5 puntos desde 2018. En ciencias, logró 410 puntos, 9 puntos menos que los 419 puntos de 2018. En buen castellano, solo siete de cada mil estudiantes mexicanos alcanzaron los niveles más altos en estas áreas; específicamente, cuatro en lectura y uno en ciencias. Estos resultados reflejan un retroceso de 20 años en los niveles educativos, según lo evidencian los puntajes de los estudiantes mexicanos en 2003.
Para abordar estos problemas de manera efectiva, es necesario un enfoque integral que incluya tanto la formación docente como la actualización de los programas de estudio. Los métodos de enseñanza deben adaptarse a las necesidades de los estudiantes y fomentar habilidades como el pensamiento crítico, la creatividad y la resolución de problemas. El uso de la tecnología debe ser aprovechado al máximo para enriquecer el proceso de aprendizaje y hacerlo más accesible y personalizado.
Es necesario un compromiso real por parte del gobierno y de la sociedad en su conjunto para mejorar la calidad de la educación en México. Esto significa no solo invertir más recursos en el sistema educativo, sino también implementar reformas profundas y sostenidas que aborden los problemas estructurales que lo aquejan. La educación no es un gasto, es una inversión en el futuro del país, y es hora de que se le otorgue la atención y el apoyo que merece.
Si bien el gasto en educación para 2024 representaría el 11.2% del gasto neto total, con un incremento real del 2.9% respecto a 2023, el presupuesto asignado de un billón 19 mil 449 millones de pesos, el más alto del sexenio, presenta una disminución real del 3.6% en comparación con 2015, un año en el que se observó el presupuesto más alto analizado. Esta reducción presupuestaria ha afectado desproporcionadamente a ciertos sectores, con una disminución del 35% en Educación para Adultos, del 14% en Educación Superior y del 6% en Educación Básica.
Además, la Comisión Nacional de Evaluación Continua (Mejoredu), encargada de llevar a cabo la evaluación educativa, tendrá en 2024 un presupuesto 62% menor, en términos reales, que el asignado al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), su institución predecesora, en 2018. Esta reducción presupuestaria plantea serias interrogantes sobre la capacidad del gobierno para monitorear y evaluar adecuadamente el sistema educativo, especialmente en un momento de crisis como el actual.
En resumen, si bien se han realizado algunos avances en términos de incremento del presupuesto educativo, no significa que se estén atacando realmente los problemas del sector. Hay mucho por hacer empezando por quienes son parte fundamental del sistema, los docentes, pero, sobre todo, debe quedar claro que la educación no es adoctrinamiento y que no estamos aislados del resto del mundo, por lo tanto, las habilidades y aptitudes que se den en las aulas deben ser impulso para competir a nivel nacional e internacional, algo que por supuesto no se entiende en este gobierno, porque ellos, tienen otros datos.
Así, los tiempos estelares de la 4T.
* El autor es asesor, consultor y conferencista en temas de economía, política, gobierno y empresa, director fundador del sitio El Comentario del Día, conductor titular del programa de análisis económico, político y social “Voces Universitarias” y catedrático en la Facultad de Gobierno y Economía de la Universidad Panamericana y en la Facultad de Negocios de la Universidad La Salle.
Contacto y redes sociales: https://eduardolopezchavez.mx/redes
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