Una fragata de la Armada rusa y un submarino de propulsión nuclear arribaron al puerto de La Habana el miércoles en lo que se interpreta como una exhibición de fuerza en medio de las crecientes tensiones por la guerra en Ucrania. Mientras Estados Unidos y Cuba aseguraron que esta visita no representa una amenaza, la presencia de estos barcos equipados con armamento avanzado, incluyendo misiles hipersónicos Zircon y misiles de crucero Kalibr, suscita interrogantes sobre la intención de Rusia en la región.

El asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, declaró: "Hemos visto este tipo de cosas antes y esperamos volver a verlo, y no voy a interpretar ningún motivo en particular". Esto, mientras Cuba, tradicionalmente aliada de Rusia, acogió la llegada de los barcos con entusiasmo, destacando la importancia histórica y la necesidad económica de esta relación.

El profesor William Leogrande, de la American University, comentó que "los buques de guerra rusos visitantes son la forma que tiene Putin de recordarle a Biden que Moscú puede desafiar a Washington en su propia esfera de influencia". La visita coincide con la peor crisis social y económica de Cuba en décadas, lo que refuerza los lazos entre ambos países.

La historia entre Rusia y Cuba ha sido marcada por momentos críticos, incluyendo la crisis de los misiles cubanos en 1962. El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, ha expresado su apoyo a Rusia en múltiples ocasiones, subrayando la importancia de esta alianza.

María Isabel Quesada, una residente cercana al puerto de La Habana, compartió su impresión: "Nunca había visto un barco de ese tamaño tan cerca. Como cubana me siento seguro, me siento satisfecho... confiado de tener una relación muy hermosa entre nuestros países".

Se espera que los barcos rusos permanezcan en La Habana hasta el 17 de junio, mientras las tensiones geopolíticas continúan en la región.